lunes, 7 de noviembre de 2011
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El viento soplaba con fuerza, entré a la estación, con el pelo algo húmedo a causa de la lluvia, y algo de frío, me ajusté la bufanda al cuello y empecé a bajar las escaleras, cansada, desganada, no me apetecía salir de casa, estaba demasiado bien en mi sofá, arropada con una manta y el pequeño fuego de la chimenea, perdida entre las paginas de un libro, aunque después de que mis amigas insistieran no tuve opción, así que, acepté, y allí estaba él, alto, guapo, irresistible, como siempre había imaginado, como siempre había soñado, de hecho, intenté pasar pagina mentalmente, me pareció uno de esos chicos irreales que imagino cuando leo, pasó a mi lado, cerca, muy cerca de mi, era real, me miró a los ojos, el también había notado lo mismo que yo? no había forma de saberlo, sonrió, bonita casualidad pensé, en mis sueños también lo hacia, sonreí tímidamente, y ambos seguimos en direcciones opuestas.. aunque.. su recuerdo, no desapareció tan deprisa como su imagen, aunque eso lo supe desde el primer momento, aunque no quisiera admitirlo. Durante toda la tarde, su sonrisa estuvo en mi cabeza, recordándome lo inalcanzablemente perfecto que era. Haciendo que los sueños de toda mi vida, parecieran un sucio y maltrecho esbozo.
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